(Enea Silvio Piccolomini; Corsignano, 1405 - Ancona, 1464) Papa (1458-1464). Notable humanista, fue coronado poeta por el emperador Federico III (1442). Durante su pontificado, contra las esperanzas de los humanistas, sus esfuerzos no tendieron hacia la actividad cultural, sino a la organización de una cruzada contra los turcos otomanos. Si bien durante el Concilio de Basilea se había mostrado favorable al conciliarismo, ya siendo papa condenó esta doctrina. Murió cuando se disponía a embarcarse con la cruzada.
Pío II (detalle de un fresco de Pinturicchio)
Miembro de una familia aristocrática empobrecida por las vicisitudes políticas y por las desdichas domésticas, Enea Silvio Piccolomini refleja en su multiforme producción y en su casi novelesca biografía las discordes tendencias de su época. Ayudó a su progenitor en las labores del campo hasta los dieciocho años de edad, momento en que inició sus estudios de derecho en Siena. Participó en la vida bohemia de la ciudad y se dedicó a la poesía y al estudio de los autores clásicos, no sin padecer alguna momentánea crisis religiosa. De temperamento activo y aventurero, en 1432 asistió al concilio de Basilea como acompañante del obispo Domenico Capranica; pasó después al servicio de otros prelados, realizando misiones y encargos delicados y hasta peligrosos, como, por ejemplo, la participación en una tentativa, después descubierta, de raptar al papa Eugenio IV en Florencia.
La popularidad adquirida en el ambiente del Concilio y su adhesión a las corrientes antirromanas le valieron en 1436 el nombramiento de secretario de los trabajos del mismo Concilio; posteriormente fue secretario del antipapa Félix V (1439) y legado del Concilio en la Dieta de Francfort, donde recibió también de un modo solemne el laurel poético (27 de julio de 1442). Pertenecen a este período algunos de sus escritos más conocidos y que reflejan de modo más directo el libertinaje ético y literario característico de la vida de Enea Silvio durante estos años: un polémico Libellus (1440) en defensa del Concilio, una recopilación de poesías líricas amorosas en latín, la comedia Criside (1443-44) y una novela al modo de
Boccaccio, Historia de dos amantes (1444).
Comenzó a replegarse a posiciones político-religiosas más moderadas después de su paso (1442), en calidad de secretario de la cancillería, al servicio del emperador Federico III, del cual fue embajador en la Curia pontificia a partir de 1445. El cambio se hizo cada vez más sensible en los años siguientes, cuando, habiendo abandonado el estado laico, ingresó en la vida eclesiástica, de la que recorrió rápidamente las sucesivas etapas hasta llegar al pontificado: sacerdote en 1446, obispo de Trieste el año siguiente, de Siena en 1450, legado pontificio en los países alemanes en 1452 y cardenal en 1456; fue aclamado pontífice en 1458.
En el plano político, Pío II trató de fortalecer la Iglesia y de conciliar los estados italianos. En las cuestiones disciplinarias y religiosas, se reveló como dogmático defensor de la supremacía de la autoridad del Papa sobre la de los concilios, interviniendo activamente en el refrenamiento del proceso de desintegración del catolicismo en Alemania. Su gran iniciativa, y también su drama como pontífice, fue la preparación de una nueva cruzada para la que llegó a convocar una dieta en Mantua (1459-1460), iniciativa cuyo fracaso apresuró su muerte. Promovió la canonización de
San Vicente Ferrer y de
Catalina de Siena, y fue munificente protector de las artes, mirando con recelo, por el contrario, aquellas manifestaciones de la cultura humanística de la que había sido anteriormente uno de los más brillantes exponentes.
Además de las obras anteriormente citadas, Pío XII dejó numerosas obras de tema histórico en latín: Comentarios sobre los acontecimientos del Concilio de Basilea, De rebus Basileae gestis stante vel dissoluto Concilio, Historia bohemica, Historia rerum Friderici III imperatoris. Escribió asimismo una Cosmographia de carácter erudito, una serie de retratos histórico-biográficos (De viris aetate sua claris) y una autobiografía titulada Comentarios de su propia vida, más viva artísticamente y más interesante desde el punto de vista histórico. Importantes son también las numerosas Epístolas, algunas de las cuales (como De liberorum educatione, dirigida al rey Ladislao, De curialium miseriis, a Johannes Eich, y De ortu et aucthoritate Romanii Imperii) tienen la extensión y el carácter de tratados sistemáticos.