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sábado, 27 de noviembre de 2021


El propósito de la vida, es mucho más importante que las posesiones y propiedades. Tener más con lo que vivir no es sustituto de tener más por lo que vivir. «Los dos días más grandes de tu vida son el día en el que naces y el día en el que descubres el porqué» (Mark Twain).

SabiduríaSalmos 139:1-10
Nuevo Testamento1 Juan 5:1-21
Antiguo TestamentoDaniel 11:36-12:13


Dios tiene un propósito específico para ti. Además, la voluntad general de Dios para nosotros se nos revela en la Biblia. 

En los pasajes de hoy vemos lo que Dios quiere para ti y para todo el mundo.


 Sabiduría  

Salmos 139:1-10

Salmo 139

Al director musical. Salmo de David.

1 Señor, tú me examinas,
tú me conoces.
2 Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto;
aun a la distancia me lees el pensamiento.
3 Mis trajines y descansos los conoces;
todos mis caminos te son familiares.
4 No me llega aún la palabra a la lengua cuando tú, Señor, ya la sabes toda.
5 Tu protección me envuelve por completo; 
me cubres con la palma de tu mano.
6 Conocimiento tan maravilloso rebasa mi comprensión;
tan sublime es que no puedo entenderlo.

7 ¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu?
¿A dónde podría huir de tu presencia?
8 Si subiera al cielo,
allí estás tú;
si tendiera mi lecho en el fondo del abismo,
también estás allí.
9 Si me elevara sobre las alas del alba,
o me estableciera en los extremos del mar,
10 aun allí tu mano me guiaría,
¡me sostendría tu mano derecha.

1. Ser conocido y conocerlo a Él

El llamado de Dios para todos nosotros es ser conocidos por Él y conocerlo a Él. «Señor, tú me examinas, tú me conoces» (v.1).


Quizás quien hace la reflexión es David, ya anciano, recapitulando cómo Dios le ha guiado a lo largo de su vida. «Tu protección me envuelve por completo; me cubres con la palma de tu mano» (v.5): aquí se habla de la mano amorosa y delicada de Dios sobre él a lo largo del camino de su elección.


No puedes escapar de la presencia de Dios; Él lo conoce todo (v.2) y está en todas partes (vv.7-10). Búscale para recibir guía: «Tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha!» (v.10).

Oración 

Señor, necesito de Tu guía desesperadamente. Gracias por la promesa que se da aquí de que Tu mano me guiará, y Tu mano derecha me sostendrá.

Nuevo Testamento 
1 Juan 5:1-21 
Vivamos en la fe 


1 Todo el que cree que J
esús es el Cristo, ha nacido de Dios, y todo el que ama al padre, ama también a sus hijos.
2 Así, cuando amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos, sabemos que amamos a los hijos de Dios.
3 En esto consiste el amor a Dios: en que obedezcamos sus mandamientos. Y éstos no son difíciles de cumplir,
4 porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe.
5 ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?


6 Éste es el que vino mediante agua y sangre, Jesucristo; no sólo mediante agua, sino mediante agua y sangre. El Espíritu es quien da testimonio de esto, porque el Espíritu es la verdad.
7 Tres son los que dan testimonio, 8 y los tres están de acuerdo: el Espíritu, el agua y la sangre.
9 Aceptamos el testimonio humano, pero el testimonio de Dios vale mucho más, precisamente porque es el testimonio de Dios, que él ha dado acerca de su Hijo.
10 El que cree en el Hijo de Dios acepta este testimonio. El que no cree a Dios lo hace pasar por mentiroso, por no haber creído el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.
11 Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo.
12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.
Observaciones finales
13 Les escribo estas cosas a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna. 

14 Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye.

15 Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido.

16 Si alguno ve a su hermano cometer un pecado que no lleva a la muerte, ore por él y Dios le dará vida. Me refiero a quien comete un pecado que no lleva a la muerte. Hay un pecado que sí lleva a la muerte, y en ese caso no digo que se ore por él.

17 Toda maldad es pecado, pero hay pecado que no lleva a la muerte.

18 Sabemos que el que ha nacido de Dios no está en pecado: Jesucristo, que nació de Dios, lo protege, y el maligno no llega a tocarlo.

19 Sabemos que somos hijos de Dios, y que el mundo entero está bajo el control del maligno.

20 También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y estamos con el Verdadero, con su Hijo Jesucristo. Éste es el Dios verdadero y la vida eterna.

21 Queridos hijos, apártense de los ídolos.


2. Ser amado y amar para siempre 

En cuanto pones tu fe en Jesucristo eres «nacido de Dios» (v.1). Te conviertes en un hijo amadísimo de Dios quien «es amor». Dios te ama mucho más de lo que los progenitores humanos aman a sus hijos.

Amamos a nuestro Padre celestial y, por lo tanto, tenemos que amar a todos Sus hijos. A lo largo de los años, Pipa y yo nos hemos dado cuenta de que tenemos un amor especial por los hijos de nuestros amigos desde el momento en que nacen. Esto debe suceder por causa del amor que tenemos por sus padres. Juan escribe: «Todo el que ama al padre ama también a sus hijos» (v.1).

Igual que los padres que aman a sus hijos quieren que estos se sientan confiados acerca de su futuro, Dios quiere que tú tengas confianza acerca de tu futuro.

En cuanto pones tu fe en Jesucristo eres «nacido de Dios» (v.1) y recibes la «vida eterna» (v.12). ¿Pero cómo puedes tener la seguridad de esto? San Juan nos dice que ese es el propósito de su epístola: «Les escribo estas cosas a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna» (v.13).

En este pasaje vemos tres pruebas de ser un verdadero cristiano:

Fe 

«Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios [...] Esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?» (vv.1a,4-5).

Un cristiano es una persona que pone su fe en Jesús. Te conviertes en un hijo de Dios al poner la fe en Él.

Amor

«Todo el que ama al padre ama también a sus hijos» (v.1b).

La prueba de la verdadera fe es el amor: amor por Dios, amor por Jesús y amor por los demás. La fe se expresa en el amor.

Obediencia 

«Así, cuando amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos, sabemos que amamos a los hijos de Dios. En esto consiste el amor a Dios: en que obedezcamos sus mandamientos» (vv.2-3).

Este amor no es simplemente un sentimiento; conlleva acción: la obediencia a los mandamientos de Dios.

Juan prosigue hablando de tres testimonios. ¿Cómo puedes estar seguro de que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios? Dios tiene tres testimonios (vv.6-8):

Agua

En el bautismo de Jesús, Dios testificó: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco» (Mateo 3:17, RVC). El sacramento del bautismo se centra en «el agua».

Sangre

La sangre de Jesús derramada en la cruz por ti, es el segundo testimonio. Jesús «vino mediante agua y sangre; no solo mediante agua, sino mediante agua y sangre» (1 Juan 5:6). El sacramento de la Santa Comunión o la Cena del Señor se centra en «la sangre».
Espíritu

El Espíritu Santo da testimonio en nuestros corazones de que Jesús es el Hijo de Dios (vv.6,10). El Espíritu es el Espíritu de verdad (v.6). «Y estamos con el Verdadero, con su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la vida eterna» (v.20).

En el fin de semana de Alpha, por ejemplo, hay una oportunidad para que cada uno de los invitados reciba oración y pida ser lleno del Espíritu Santo. Para mucha gente, este es el momento clave de Alpha, en el que se llenan del Espíritu Santo, experimentan la realidad de una relación con Dios y la seguridad de Su amor por ellos. Es esta experiencia de Dios la que confirma y establece su fe.

Dios quiere que tengas confianza en que Jesús es verdaderamente el Cristo, el Hijo de Dios. Quiere que sepas que tienes vida en Su Hijo (v.11) y que de hecho, tienes «vida eterna» (v.13).

Quiere que tengas confianza para acercarte a Dios: «Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que, si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. Y, si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido» (vv.14-15).

A veces sabes cuál es la voluntad de Dios, pues esta se especifica claramente en las Escrituras. En otras ocasiones, puede que no estés seguro. En cualquier caso, puedes añadir a tus oraciones el «hágase tu voluntad».

Si la respuesta es «sí», puede que Él esté acrecentando tu fe. Si la respuesta es «espera», puede que Él esté acrecentando tu paciencia. Si la respuesta es «no», puede que tenga en Su mente algo mejor. Confía en que Su voluntad es «buena, agradable y perfecta» (Romanos 12:2).

Juan nos reta diciendo que «el que ha nacido de Dios no está en pecado» (1 Juan 5:18a). En otras palabras, no debemos continuar pecando voluntariamente igual que lo hacíamos antes de volvernos a Cristo. Pero también nos recuerda la maravillosa promesa de Dios de que el «que nació de Dios [Jesús], [te] protege, y el maligno no llega a tocar[te]» (v.18b). En los amorosos brazos de Jesús, estás seguro.



Oración 

Padre, gracias porque me amas y me guardas seguro en los brazos amorosos de Jesús. Ayúdame a amar a todos Tus hijos.
Antiguo Testamento

Daniel 11:36-12:13

El rey se exalta a sí mismo

36 » ”El rey hará lo que mejor le parezca. Se exaltará a sí mismo, se creerá superior a todos los dioses, y dirá cosas del Dios de dioses que nadie antes se atrevió a decir. Su éxito durará mientras la ira de Dios no llegue a su colmo, aunque lo que ha de suceder, sucederá. 37 Ese rey no tomará en cuenta a los dioses de sus antepasados, ni al dios que adoran las mujeres, ni a ningún otro dios, sino que se exaltará a sí mismo por encima de todos ellos. 38 En su lugar, adorará al dios de las fortalezas; honrará a un dios que sus antepasados no conocieron, y le presentará costosas ofrendas de oro, plata y piedras preciosas. 39 Con la ayuda de un dios extraño atacará las fortalezas más poderosas, y rendirá grandes honores a aquellos que lo reconozcan, pues en recompensa los pondrá como gobernadores de grandes multitudes y les dará tierras.

40 » ”Cuando llegue la hora final, el rey del sur trabará combate contra el rey del norte, pero éste responderá a su ataque con carros y caballos y con toda una flota de barcos de guerra. Invadirá muchos países, y los arrasará como una inundación. 41 También invadirá nuestro hermoso país, y muchos países caerán bajo su poder, aunque Edom y Moab y los jefes de Amón escaparán de sus manos. 42 Extenderá su poder sobre muchos países, y ni Egipto podrá salvarse. 43 Se adueñará de los tesoros de oro y plata de Egipto, y de todas sus riquezas, y también someterá a los libios y a los etíopes. 44 Sin embargo, le llegarán noticias alarmantes del este y del norte, y en su furor se pondrá en marcha dispuesto a destruir y matar a mucha gente. 45 Plantará su campamento real entre el mar y el bello monte santo; pero allí le llegará su fin, y nadie acudirá en su ayuda.
La hora final

12» ”Entonces se levantará Miguel,
el gran príncipe protector de tu pueblo.
Habrá un período de angustia,
como no lo ha habido jamás
desde que las naciones existen.
Serán salvados los de tu pueblo,
cuyo nombre se halla anotado en el libro,
2 y del polvo de la tierra se levantarán
las multitudes de los que duermen,
algunos de ellos para vivir por siempre,
pero otros para quedar en la vergüenza
y en la confusión perpetuas.
3 Los sabios resplandecerán
con el brillo de la bóveda celeste;
los que instruyen a las multitudes
en el camino de la justicia
brillarán como las estrellas
por toda la eternidad.

4 » ”Tú, Daniel, guarda estas cosas en secreto y sella el libro hasta la hora final, pues muchos andarán de un lado a otro en busca de cualquier conocimiento.”

5 »Yo, Daniel, vi ante mí a otros dos hombres; uno de ellos estaba en una orilla del río, y el otro en la orilla opuesta. 6 Uno de ellos le dijo al hombre vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río: “¿Cuánto falta para que se cumplan estas cosas tan increíbles?”

7 »Yo pude ver y oír cuando el hombre vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, levantó las manos al cielo y juró por el que vive para siempre: “Faltan tres años y medio. Todo esto se cumplirá cuando el poder del pueblo santo no vuelva a ser destruido.”

8 »Aunque escuché lo que dijo ese hombre, no pude entenderlo, así que le pregunté: “Señor, ¿en qué va a parar todo esto?” 9 Y él me respondió: “Sigue adelante, Daniel, que estas cosas se mantendrán selladas y en secreto hasta que llegue la hora final. 10 Muchos serán purificados y perfeccionados, y quedarán limpios, pero los malvados seguirán en su maldad. Ninguno de ellos entenderá nada, pero los sabios lo entenderán todo. 11 A partir del momento en que se suspenda el sacrificio diario y se imponga el horrible sacrilegio, transcurrirán mil doscientos noventa días. 12 ¡Dichoso el que espere a que hayan transcurrido mil trescientos treinta y cinco días! 13 Pero tú, persevera hasta el fin y descansa, que al final de los tiempos te levantarás para recibir tu recompensa.” »

3. Ser bendecido y bendecir 

Dios te bendice para que puedas ser bendición para los demás.

Al comienzo de este pasaje, la mente del autor ya se ha ido del tiempo de Antíoco IV Epífanes (215–164 a.C., quien era el rey que hacía lo que mejor le parecía, 11:36a) hasta el fin de los tiempos.

Aquí tenemos una de las grandes afirmaciones del Antiguo Testamento sobre la vida más allá de la tumba: «Serán salvados los de tu pueblo, cuyo nombre se halla anotado en el libro, y del polvo de la tierra se levantarán las multitudes de los que duermen, algunos de ellos para vivir por siempre, pero otros para quedar en la vergüenza y en la confusión perpetuas. Los sabios resplandecerán con el brillo de la bóveda celeste; los que instruyen a las multitudes en el camino de la justicia brillarán como las estrellas por toda la eternidad» (12:1b-3).

Tienes vida eterna. Un día, brillarás como las estrellas para siempre. Mientras tanto, tiene que darse un proceso de purificación. «Muchos serán purificados y perfeccionados, y quedarán limpios» (v.10). De la misma manera en que te conduces, lidera a otros por «el sendero justo hacia la vida» (v.3, MSG). El propósito de Dios para ti no es que te quedes sentado esperando a que el regreso de Jesús redima el mundo. Quiere que tu vida marque la diferencia ahora. Estás llamado a ser una bendición para aquellos que te rodean.

Estamos llamados a ayudarnos mutuamente en nuestro discipulado. Estoy muy agradecido por el ánimo, apoyo y también el desafío que me han aportado mis amigos cristianos más cercanos, así como mis mentores de más años y sabiduría. Tener mentores es de gran ayuda, así como querer ayudar a aquellos que son más jóvenes en la fe que nosotros. Todos crecemos en nuestro discipulado al desafiarnos y ayudarnos mutuamente.

A Daniel le fue dicho: «¿Y tú? Dedícate a tu tarea sin inquietarte ni preocuparte. Relájate. Cuando todo termine, estarás en pie para recibir tu premio» (v.13, MSG). ¡Qué promesa más maravillosa tuvo que ser esta para Daniel! Había trabajado tan duro, tanto en su vida de negocios como en su trabajo de profeta. Ahora llega el descanso y Dios le ha dado un lote en heredad.

Tú tienes también esta promesa de vida eterna y brillarás por siempre como las estrellas.

Oración 

Señor, gracias porque me has bendecido tantísimo. Ayúdame a traer bendiciones a los demás al guiarlos por el sendero justo hacia la vida.

El salmo 139 es mi favorito. Es el primer lugar al que acudo en la Biblia cuando me siento aturdida. En cualquier lugar del mundo que esté, ya sea cerca o lejos de casa, y me sienta como me sienta, encuentro gran consuelo en el versículo 10: «Aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha!».

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